Aunque los padres llegan a verdaderos extremos para proteger la piel de sus hijos de los nocivos rayos del sol, muchos olvidan que también es necesario proteger los ojos. Cerca de la mitad de los padres estadounidenses no se aseguran que sus niños habitualmente usen gafas de sol que garanticen la protección contra los rayos UV. La exposición al sol puede predisponer a los niños a problemas potenciales de la visión en una etapa posterior de la vida.
El sol puede provocar quemaduras en las córneas, cáncer de los párpados, cataratas y degeneración macular entre otros problemas. Además, los niños son más susceptibles porque el cristalino de sus ojos no bloquea tanto los rayos UV como el de los adultos. Los niños generalmente pasan más tiempo al aire libre que sus padres, con frecuencia en lugares donde hay mucho reflejo del sol – playas, piscinas y parques de diversión. El daño a los ojos provocado por la exposición al sol es acumulativo.
La protección de los ojos de su hijo del sol es simple: